Rev. Roger L. Smalling
“Así como prospera tu alma Amado, yo deseo que tú seas prosperado en todas las cosas, y que tengas salud, así como prospera tu alma“. 3 Juan 2. Este versículo es infaltable en cualquier publicación del Movimiento de la prosperidad, por breve que fuere.
Los maestros de la fe proclaman que este versículo confirma de manera contundente que los cristianos siempre prosperarán en proporción directa a la condición de su alma. Las claves son la obediencia y la fe.
Según ellos, la prosperidad es el resultado de ciertas leyes tan absolutas como la gravedad.
Básicamente, los maestros de la “fe” obtienen tres premisas de este versículo:
1. Es la voluntad de Dios que todos los creyentes prosperen.
2. La prosperidad y la salud física son las más altas prioridades de Dios para nosotros.
3. Nuestro grado de prosperidad financiera es un fiel reflejo de nuestra condición espiritual.
¿Hallarían acaso estos hermanos una fórmula espiritual y un estilo de vida que nos pueda enriquecer a todos los creyentes? De ser así, yo estaría dispuesto a aceptarlo de corazón, pero bajo la condición de que alguien me contestara aceptablemente las siguientes cuatro objeciones a su interpretación de 3 Juan 2.
Objeción # 1. No existe ninguna cláusula condicional en este versículo.
Una cláusula condicional es la parte de la oración que indica un condicionamiento para que algo suceda y generalmente va precedida de la conjunción si, como en la siguiente oración: “Si crees, serás salvo.” La partícula si, inmediatamente introduce la condición para ser salvo. No todas las cláusulas de este tipo contienen la conjunción, pues a veces está en forma tácita o reemplazada por introducciones diferentes como: el que, quien, cuando, etc.
En estos casos, el idioma griego es muy preciso. Cuando se trata de una condición general, lo indica con ciertas construcciones gramaticales fijas.
Pero la frase Así como prospera tu alma, NO contiene tal tipo de construcción gramatical. Por lo tanto, no puede ser considerada como condicionamiento para nada.
Jerry Savelle utiliza una línea argumentativa bastante extraña para salir de este atolladero. Él señala que Juan 3:16 es una promesa escrita por el apóstol Juan y que, como 3 Juan 2 también pertenece al mismo autor, debe ser igualmente una promesa.35
Sin embargo, falla al no tomar en cuenta que Juan 3:16 contiene todas las características de una promesa, mientras que 3 Juan 2 no contiene ninguna. Juan 3:16 emplea la cláusula relativa condicional “que todo aquel que en él crea” con ciertos aspectos gramaticales como el subjuntivo, característico de una oración condicional, y se trata efectivamente de una promesa. Si el apóstol hubiera intentado que el versículo 2 de su tercera carta fuera una promesa con la misma intensidad, no hay ninguna razón para que no hubiera utilizado similar construcción gramatical. En 3 Juan 2, el autor sencillamente enuncia un hecho acerca de Gayo, sin poner ninguna condición para él o nosotros. Este tipo de cláusula es de tipo indicativo, porque simplemente informa o señala un hecho sin ninguna implicación subsiguiente.
Algunos han insistido que las palabras “así como” se refieren a una relación “proporcionalmente directa a.” Pero, la palabra en griego es kathos, y Juan la emplea 45 veces en sus cinco libros del Nuevo Testamento. Aunque podría ser traducida, bajo ciertas circunstancias, de tal manera, es difícil encontrar ejemplos en los escritos de Juan. Normalmente él la emplea para indicar un hecho simplemente. Veamos algunos ejemplos:
Juan 17:11… para que sean uno, así como nosotros.
Juan 17:14… porque no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Juan 13:15… Porque ejemplo os he dado, para que como yo os he hecho…
1 Juan 4:17… pues como él es, así somos nosotros en este mundo.
Los maestros de la prosperidad asumen que debido a que kathos puede introducir una cláusula condicional, esto prueba que la cláusula final del versículo 2 es una. Pero, al ignorar la gramática del griego, no captan que no es la presencia del término lo que hace condicional a la cláusula, sino más bien la forma del verbo. Los ejemplos mencionados ilustran al respecto.
Ningún comentario serio que yo haya examinado, respalda dicha interpretación de esta cláusula. Así por ejemplo, Gray y Adams señalan que Juan conocía la situación espiritual de Gayo por quienes lo visitaban de parte de él. Eso es confirmado por los siguientes cuatro versículos (3-6) en los cuales nos detalla lo que quiere decir al referirse a la prosperidad del alma de Gayo.
En el v. 3 dice que se regocija cuando los hermanos le dieron testimonio de la verdad que hallaron en Gayo. En el v. 5, Juan alaba la hospitalidad que este les brindó a las personas extrañas. En el v. 6 menciona que estos visitantes pudieron dar fe de su amor. En resumen, la cláusula “así como tu alma prospera” es simplemente un reconocimiento de cuanto le informaron los visitantes de parte de Gayo.
Objeción # 2. La palabra “deseo” sería más adecuadamente traducida como “oro.”
El Diccionario Expositivo de Vine asimismo indica que, aun cuando la Biblia traduce esta palabra como “deseo”, el significado que se encuentra en Juan 3:2 apunta a una implicación de “oración.” Además, ya que este versículo meramente registra la oración de Juan por su amigo, no puede interpretarse como una declaración de Dios aplicable a todo el cuerpo de Cristo ni debe verse como una promesa. La frase “en todas las cosas” debe también reexaminarse. El Comentario de Barnes señala que sería más apropiado traducirlo como “Con respecto a todas las cosas.” Lo explica en base a que al decir “sobre todas las cosas” parecería indicar que Juan consideraba a la salud y la prosperidad como la prioridad más alta, pero ese no es el caso ni es tampoco una apropiada
interpretación del griego original.
El Nuevo Comentario Internacional, de gran prestigio en círculos evangélicos, también señala que el griego original es peri panton y significa: “en todo respecto,” lo cual no equivale a pro panton, que significaría “sobre todas las cosas” o “sobre todo.” Por lo tanto, asumir que la salud y la riqueza sean la prioridad de Dios para el ser humano, no encuentra apoyo en 3 Juan 2.
Pero, ¿cuál entonces es la verdadera prioridad de Dios? Pablo la explica en Efesios 1:5-6: “habiéndonos predestinado para… alabanza de la gloria de su gracia.” Así pues, la gloria de Dios mismo, NO la nuestra, es la prioridad, y para que Dios la cumpla, todo es legítimo: sea la riqueza o la pobreza, la persecución o la popularidad.
Muchos me han preguntado: “¿Qué da más gloria a Dios: un santo que vive en riqueza o uno que vive en pobreza?,” a lo cual podríamos replicar: “¿Qué glorificaría más a Dios: un santo que vive victorioso a pesar de sus riquezas, o uno que vive triunfante pese a su pobreza?” El tema es la victoria del creyente, NO la economía. La cuestión a considerar es la victoria en la vida del creyente, no su estado económico.
Objeción # 3. Se trata de una forma de salutación común en el primer siglo.
Esta epístola sigue el modelo de un formato típico del género en el siglo I. William Barclay, uno de los eruditos más sobresalientes del mundo, señala este hecho y cita un ejemplo de una carta de un capitán de barco, que usa terminología casi idéntica a la de 3 Juan 2.
En el Nuevo Comentario Internacional, Howard Marshall confirma el punto de vista de Barclay al señalar que el anciano (Juan) sigue la costumbre tradicional de su tiempo, cuando expresa sus buenos deseos al amigo Gayo.Claro está que este hecho no reduce la verdad de que es Escritura inspirada, simplemente explica por qué se encuentra en esa forma. Más importante aun, no se trata de una declaración universal de Dios en cuanto a su voluntad para todos los creyentes. Tratarla como si fuera ello, es sacarla de su contexto histórico y literario.
Objeción # 4. No es una declaración universal de Dios para todo el cuerpo de Cristo. Aun cuando la Biblia es un libro para todo el pueblo de Dios, no todo cuanto contiene es para toda persona creyente. Ejemplos: Los mandatos de Pablo a Timoteo de que se cuide de Alejandro y de traerle su capa antes del invierno. Las instrucciones a Tito de quedarse en Creta. Estos son parte también de la Palabra de Dios. En el caso de los maestros de la prosperidad, ellos han pasado por alto la diferencia de una directiva individual y una promesa universal. Ni la gramática, ni el contexto ni el trasfondo histórico apoyan la interpretación de 3 Juan 2 que dan los maestros del Movimiento de la prosperidad.
¿Significaría esto que 3 Juan 2 no tiene validez para los cristianos del presente o que todos estamos condenados a vivir en pobreza? ¡No! Este versículo es el ejemplo perfecto del cuidado amoroso y la oración que todos los hermanos en Cristo debemos hacer unos por otros. ¡Cuán alentado se habrá sentido Gayo al ver reconocidas sus cualidades por Juan! ¡Cuán cuidadoso era Juan ante las necesidades de sus hermanos creyentes! La Biblia está llena de promesas de Dios concernientes al cuidado que Él tiene para sus hijos. Es Su voluntad, normalmente, que los cristianos puedan disfrutar de la vida y que sus necesidades sean suplidas. Pero Él lo hace en base a su gracia, no a nuestro merecimiento.
UN TESTIMONIO PERSONAL
En los treinta años de servicio misionero en muchos países, mi esposa y yo hemos visto cómo Dios ha suplido nuestras necesidades, de una manera consecuente, sin haber tenido que recurrir a una interpretación indefendible de la Palabra para estimular nuestra fe. Pienso que la ironía del punto de vista del Movimiento de la prosperidad en cuanto a 3 Juan 2 no se encuentra solo en su falsedad sino más en que no es necesario en absoluto.
Antes de dejar la doctrina de la prosperidad, demos una mirada a otros dos textos clave de la Palabra de fe.
INTERÉS DEL DIEZ MIL POR CIENTO
De cierto os digo que no hay ninguno que haya dejado casa, o hermanos, o hermanas, o padre, o madre, o mujer, o hijos, o tierras por causa de mí y del evangelio, que no reciba cien veces más ahora en este tiempo; casas, hermanos, hermanas, madres, hijos y tierras con persecuciones; y en el siglo venidero la vida eterna.” Marcos 10:29-30.
“Una asombrosa devolución del 100 por uno es nuestro derecho divino”, proclaman los maestros líderes del Movimiento de la prosperidad. “Dios está obligado a darnos 100 dólares por cada dólar que entregamos al evangelio. Y si damos 1000, ¡nos dará 100.000!”36
Si estos versículos son una promesa de un interés del 10000% a nuestros préstamos a Dios, merecen nuestra total atención. Naturalmente, aunque no cuestionamos la verdad de la Biblia podemos considerar las interpretaciones dadas por algunos.
Una vez fui exhortado a “simplemente creer en la Biblia,” a raíz de una discusión sobre estos puntos. Sin embargo, el cuestionamiento de una interpretación popular no significa estar en desacuerdo con las Escrituras. Existen dos opciones lógicas al interpretar esos versículos: literal o figurativamente. La Palabra de fe presenta una interpretación literal, así que debemos examinarla de esa manera primero. Por definición, este tipo de análisis requiere que no se añada ni quite nada del texto. La doctrina de la prosperidad viola su propio principio de literalidad en dos puntos:
Primero, no hay mención alguna de que se dé nada a nadie. El concepto de entregar cosas a Dios está completamente ausente del texto. Jesús no dijo “cualquiera que entregue algo al evangelio…” Él dijo “quienquiera que deje…” El texto paralelo que se halla en Mateo emplea el término “abandone,” lo cual significa dejar completamente todo.
El mismo verbo describe la manera en que los discípulos abandonaron sus redes para seguir a Jesús y nuevamente se lo menciona cuando abandonando a Jesús, huyeron. Ellos no “entregaron” a Jesús a Dios. Tampoco fueron al templo a dejar allí sus redes. Simplemente las dejaron atrás y siguieron a Jesús. No existe en el texto la noción de ofrendar bienes materiales a Dios. Más bien se refiere a ofrendar nuestra vida entera. Los bienes deben ser dejados atrás y olvidados.
En segundo lugar, tampoco se menciona el dinero. Solo ocho elementos específicos se encuentran en la lista, los cuales serán cien veces retribuidos. Seis son varios parientes y los otros dos son tierras y casas. Incluso si el tema fuera el de “dar,” no existe una opción de que podamos escoger qué dar, pues la lista es limitada.
Si se requiere una interpretación literal, entonces debemos también exigir que el tema de dar dinero sea excluido de la discusión, para no violar el principio mismo de este tipo de análisis. Por otro lado, si no se requiere este tipo de interpretación, tampoco podemos reclamar la cláusula del 100 x 1 como literal. Nuevamente, las enseñanzas de la prosperidad se encuentran ante un dilema creado por sus mismos promotores.
Parece que el literalismo se ha topado con obstáculos, pero todavía hay otros: pues, ¿cómo podríamos tener cien madres o hijos? Y ¿qué de los discípulos a quienes Jesús hablaba estas palabras? ¿Acaso recibieron sus intereses en dinero? Más bien llegaron al martirio. La cláusula “con persecuciones,” al final del versículo no debe olvidarse. Algunos maestros permanecen impávidos ante esta frase y replican que la persecución persistirá solo si nosotros se lo permitimos, pues podemos reprenderla en el nombre de Jesús para que nos deje en paz. La confesión positiva saldrá victoriosa. Pero nunca vemos a los apóstoles practicándola o enseñándola a los creyentes convertidos en las epístolas.
Al haber visto que una interpretación literal es imposible, nos queda examinar la posibilidad del sentido figurado. Consideremos la posibilidad de que estos versículos constituyan una hipérbole. Esta es una forma didáctica muy común en los tiempos antiguos, semejante a una parábola. Consiste en una exageración extrema para destacar la certeza de lo expresado.
La parábola del sembrador, por ejemplo, contiene una hipérbole. Jesús enseñaba acerca de la buena semilla que se multiplicaba 30, 60 y hasta 100 veces. En el contexto se refiere a los convertidos ganados para Cristo, pero no significa que se convertirían precisamente 30 personas en su lugar de predicación.
Habiendo sido misionero, he visto lugares donde toma unos veinte años llegar a tener ese número de convertidos aunque en otros —como en Latinoamérica—, lo mismo sucede en veinte minutos. Existen también lugares en donde no habrá ni uno solo. Jesús estaba enseñando el principio de productividad de Su Palabra.
El factor del 100 x 1 enunciado en algunas partes de la Biblia es similar. Expresa verdades relacionadas al auténtico cuidado de Dios y su bendición sobre los que entregan todo por su causa. Es posible incluso que Dios provea de cien casas a alguien que lo haga; es cierto que Él cuidará y proveerá a esa persona y la usará. Cristo quiere que esperemos bienes terrenales por nuestros sacrificios por Él y no relegarlo todo al cielo. Quiere que sepamos que las bendiciones terrenales que podamos recibir no son una substracción de nuestra cuenta celestial. Allá la obtendremos en su totalidad. Ese es todo el punto de estos versículos. En esto, la doctrina de la prosperidad tiene razón parcialmente. El contenido básico de esos versículos es este principio y, las partes referentes a las tierras y casas, el 100 x 1 y todo eso, son solo el envoltorio.
ÉL SE HIZO POBRE, 2 CORINTIOS 8:9
“Porque ya conocéis la gracia de nuestro Señor Jesucristo, que por amor a vosotros se hizo pobre, siendo rico, para que vosotros por su pobreza fueseis enriquecidos.” ¿Fue la vida entera de Cristo un sacrificio sustitutivo para que vivamos en prosperidad? A primera vista puede parecer posible que los maestros de la Palabra de fe tengan razón en este punto.
Aunque los defensores de esta doctrina conceden que hay otras formas de riquezas aparte de las materiales, enfatizan que Cristo no fue pobre espiritualmente. Fue pobre en cuanto a la economía del mundo. Según este razonamiento, el versículo solo se podría referir a la garantía de riqueza terrenal para los creyentes por medio de Cristo. Este argumento sería válido si asumimos que el texto se refiere a la vida entera de Cristo. La interpretación completa gira alrededor del significado de las cláusulas “hacerse rico” y “hacerse pobre.”
El verbo traducido como “hacerse pobre” corresponde a un participio aorista en el griego. Este tipo de construcción gramatical hace que la palabra se refiera a un punto específico en el tiempo y NO es de naturaleza continua. Si Pablo hubiera querido dar a significar que Cristo vivió una vida de pobreza durante su paso por el mundo, habría puesto el verbo en otra forma (en imperfecto del indicativo), el cual se refiere a una acción continua en el pasado.
En contraste, la cláusula “era rico” sí es una forma de pasado continuo (un participio perfecto). Pablo afirma entonces que hubo un tiempo en que Cristo era rico (tiempo continuo) y algo repentino sucedió que hizo que abandonara tales riquezas.
Para interpretar correctamente este versículo ahora, nos debemos hacer las siguientes preguntas: ¿Cuándo fue Jesús continuamente rico? Y ¿en qué consistían dichas riquezas? Seguro que no fue en la tierra; fue solo en el cielo. Entonces, ¿qué sucedió repentinamente en el cielo para que se hiciera pobre? La encarnación, por supuesto.
Él dejó su continuo dominio eterno para concretar el hecho de venir a la tierra por nosotros, para que compartiéramos las riquezas de sus dominios espirituales. Al considerar esto se hace imposible interpretar el versículo como si se refiriera a riquezas materiales o terrenales. Las riquezas en las que vamos a internarnos no son terrenales. Se refieren a nuestra coherencia con Cristo y nuestra participación como hijos, nuestra participación de su gracia. Este es el tema de todo el capítulo. Eruditos reconocidos y prestigiosos confirma este punto. Meyers señala que el aorista denota el evento único de entrar en la pobreza y que no se refiere a la vida de Cristo.37 El Comentario Internacional está de acuerdo con que el aorista se refiere al punto de la Encarnación.38
Cuando existe clara evidencia para una interpretación alternativa, se debe dejar a un lado el dogmatismo. Este es un principio clave en análisis de las Escrituras. Es justo pedir a los maestros de la prosperidad que se abstengan de dogmatismo en cuanto a 2 Corintios 8:9, ya que existe fuerte evidencia de una interpretación alternativa.
Reconocemos que Dios a veces bendice a los creyentes con la prosperidad para que puedan hacer avanzar el evangelio. Lo hemos visto incluso entre los más pobres de Latinoamérica. Estos cristianos a veces sufren cierto grado de persecución; algunos de sus antagonistas afirman que siguen al evangelio porque los misioneros les pagan por hacerlo. Debido a que a veces Dios bendice en lo material, los incrédulos asumen que este debe ser el caso. Sí, reconocemos que Dios bendice y nuestros convertidos también lo saben, pero no les prometemos que se volverán ricos, porque la Biblia tampoco lo hace. Cuando mi esposa y yo mencionamos que existe un movimiento en los Estados Unidos que cree que si una persona no es rica es porque le falta fe, ellos se echan a reír de lo absurdo que esto suena.
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